LA EPILEPSIA Y EL HOMBRE

 

   Como ya hemos hablado, la epilepsia es una enfermedad neurológica que puede ocurrir en cualquier persona de diferente edad y raza. Se estima que el 45% de las epilepsias se manifiestan durante la infancia y la adolescencia, aunque no hay mucha diferencia sobre la incidencia de la epilepsia por género. No obstante, algunos estudios apuntan a que la prevalencia es algo más alta en el hombre que en la mujer.

 

   Hay, incluso, referencias que apuntan al dimorfismo sexual en la estructura y el desarrollo del cerebro como la causa que podría explicar esa susceptibilidad del cerebro masculino hacia esta patología. En palabras del doctor Javier Salas, neurólogo especialista en epilepsia y trastornos del sueño y jefe de Sección de Neurología del Hospital Universitarì Vall d’Hebron, en todos los tipos de epilepsias se observa una frecuencia mayor en varones.

 

   Existen diferencias estructurales y funcionales entre hombres y mujeres que inciden en que haya síndromes epilépticos con claro predominio en uno u otro género. Otras referencias relacionan la prevalencia de la epilepsia en el hombre con determinados factores de riesgo que tienen que ver con accidentes laborales o de tráfico, que llevan asociados traumatismos cráneo-encefálicos (TCE).

 

   Estas lesiones, a su vez, pueden causar crisis epilépticas. También hay que mencionar que hay enfermedades más prevalentes en el género masculino (obesidad, tabaquismo, abuso de alcohol…) que pueden derivar en un ictus o crisis epilépticas sintomáticas secundarias. En el caso de los niños, según el doctor Salas, hay síndromes epilépticos concretos que también aparecen con más frecuencia en los niños frente a las niñas.

 

   Hablamos del Síndrome de West, el Síndrome Lennox-Gastaut, la epilepsia mioclónica-astática o Síndrome de Doose (hablaremos de ellos mas adelante detalladamente), la Punta Onda Continua del Sueño, y en las ausencias mioclónicas. Y ya en la adolescencia, la epilepsia primaria de la lectura o la epilepsia la de crisis reflejas provocadas por videojuegos son más frecuentes en los varones.

 

   Si bien es cierto, apunta el especialista, que los hombres tienen una mejor calidad de vida con la epilepsia que las mujeres, sea cual sea el escenario. En cualquier caso, el hecho de ser hombre es un factor que puede incrementar la frecuencia de las crisis epilépticas en aquellas personas que tienen esta condición. Por eso, contar con la información adecuada sobre este trastorno neurológico puede ayudar a controlarla.

 

DESENCADENANTES DE LAS CRISIS EPILÉPTICAS EN ADULTOS

 

   En adultos, las crisis epilépticas pueden ser desencadenadas por diversos factores, incluyendo el consumo de alcohol, el uso de drogas ilegales, la falta de sueño, el estrés, la deshidratación, los cambios hormonales, o la falta de medicamentos anticonvulsivos. También pueden ser provocadas por situaciones que irritan el cerebro, como lesiones, algunas infecciones o la privación de oxígeno.

 

   Vamos a verlos a continuación con un poco más de detalle:

- Alcohol:

   Como ya hemos hablado, el consumo de alcohol no se recomienda para personas con epilepsia, ya que puede aumentar la probabilidad de crisis y afectar los medicamentos antiepilépticos. El alcohol puede interaccionar con los fármacos, tanto reduciendo su efecto como aumentándolo, y puede hacer que las convulsiones sean más probables. 

 
   - Drogas ilegales:
   El consumo de drogas ilegales, especialmente las que estimulan el sistema nervioso central, como la cocaína, éxtasis, heroína… pueden causar crisis epilépticas en personas que estaban controladas o aumentar su frecuencia. También pueden inducir crisis las sustancias adulteradas que se añaden con frecuencia a dichas drogas. 
 
   - Falta de sueño:
   Como ya hemos hablado, la falta de sueño o privación del sueño puede ser un factor desencadenante importante de las crisis epilépticas en personas con epilepsia. Una rutina de sueño deficiente puede aumentar la probabilidad de que ocurran convulsiones, especialmente en individuos con epilepsia generalizada idiopática. 
 
   - Estrés:
   El estrés puede ser un factor desencadenante de crisis epilépticas en personas con epilepsia, aunque no causa la enfermedad directamente. El estrés emocional, especialmente el estrés crónico, puede sobrecargar el sistema nervioso y reducir el umbral convulsivo, aumentando la probabilidad de convulsiones. 
 
   - Deshidratación:
   La deshidratación puede aumentar el riesgo de convulsiones en personas con epilepsia. Esto se debe a que la deshidratación altera el equilibrio de electrolitos en el cuerpo, lo que puede afectar la función cerebral y aumentar la actividad eléctrica anormal en el cerebro. 
 
   - Cambios hormonales:
   Hay una relación entre los cambios hormonales y la epilepsia en hombres, especialmente relacionados con la testosterona y la epilepsia del lóbulo temporal. Aproximadamente el 40% de los hombres con epilepsia tienen niveles bajos de testosterona, lo que puede afectar la excitabilidad neuronal y la frecuencia de las convulsiones. Además, algunos fármacos antiepilépticos pueden afectar la producción de espermatozoides y la fertilidad. 
 
   - Medicamentos anticonvulsivos:
   Olvidar o saltarse dosis de los medicamentos anticonvulsivos puede aumentar la probabilidad de convulsiones. La medicación siempre debe de controlarla el Neurólogo y debe retirarse bajo su supervisión y de forma gradual. 
 
   - Lesiones cerebrales:
  Las lesiones cerebrales pueden causar epilepsia. Varias condiciones pueden causar daño cerebral y desencadenar la aparición de convulsiones. Estas incluyen traumas (sean o no recientes), accidentes cerebrovasculares, tumores, infecciones y malformaciones congénitas.
 
   - Infecciones:
   Las infecciones, especialmente las que afectan el sistema nervioso central, pueden ser una causa de epilepsia. Algunas infecciones, como la meningitis o la encefalitis, pueden causar daños en el cerebro que aumentan la probabilidad de desarrollar epilepsia. 
 

   - Tumores cerebrales:

   Entre el 20 a 40% de los tumores cerebrales pueden manifestarse primariamente con crisis epilépticas y un 20 a 45% pueden presentar epilepsia durante el curso de la enfermedad. Las crisis pueden ser causadas por el compromiso cortical tumoral, así como en áreas distantes por deaferentación.
 
   Las crisis pueden responder a fármacos antiepilépticos o presentarse como epilepsia refractaria a fármacos. Los tumores de más lento crecimiento se asocian a epilepsia de largo tiempo de evolución, pero hay un grupo especial de neoplasias (gangliogliomas y tumores disembrioplásticos neuroepiteliales), donde la epilepsia puede ser única manifestación clínica.
 
   - Alteraciones en los niveles de glucosa y sodio:
   Las alteraciones en los niveles de glucosa y sodio en la sangre pueden desencadenar o agravar las convulsiones, incluyendo las que ocurren en la epilepsia. La hipoglucemia (bajo nivel de glucosa) y la hiponatremia (bajo nivel de sodio) son ejemplos de trastornos metabólicos que pueden causar convulsiones. 
 
   - Fiebre:
   La fiebre es un desencadenante común de convulsiones en personas con epilepsia, especialmente en niños. La fiebre alta en la infancia puede estar asociada con convulsiones, pero no necesariamente significa que el niño tenga epilepsia. Las convulsiones febriles suelen ser benignas y remitir por sí solas, pero en algunos casos pueden indicar un estado epiléptico febril que requiere atención médica inmediata. 
 
   - Otros factores:
   También pueden influir factores como el ritmo cardíaco irregular, la exposición a toxinas y las enfermedades neurológicas. 
 

 

TIPOS DE CRISIS EPILÉPTICAS EN ADULTOS

 

   En adultos, las crisis epilépticas se clasifican principalmente en dos tipos: focales (o parciales) y generalizadas. Las crisis focales se originan en una zona específica del cerebro, mientras que las generalizadas afectan a todo el cerebro. Dentro de estas categorías, existen diferentes subtipos con manifestaciones específicas.

 

   - Crisis focales (o parciales): Pueden ser con o sin alteración de la conciencia. En el primer caso, la persona puede estar consciente o no durante la crisis, mostrando síntomas como movimientos involuntarios, sensaciones extrañas, o cambios en el comportamiento. En cuanto a la segunda, la persona mantiene la conciencia durante la crisis, pudiendo experimentar sensaciones visuales, auditivas, o movimientos involuntarios en una parte del cuerpo.
   - Generalización secundaria: En algunos casos, una crisis focal puede extenderse a todo el cerebro, convirtiéndose en una crisis generalizada tónico-clónica.
 
   Las crisis generalizadas, pueden clasificarse en los siguientes subtipos:
 
   - Crisis tónico-clónicas (antes llamadas de Gran Mal):
   La crisis comienza con rigidez muscular (fase tónica), seguida de sacudidas violentas (fase clónica). La persona puede perder el conocimiento y, en algunos casos, morderse la lengua o perder el control de la vejiga (relajación de esfinter). 
 
   - Crisis de ausencia (antes llamadas de Pequeño Mal):
   Se caracteriza por una mirada fija y desatención, con posibles movimientos leves. La persona puede parecer desconectada y, de hecho, suele no recordar la crisis. 
 
   - Crisis mioclónicas:
   Se manifiestan con sacudidas bruscas y breves de los músculos, afectando a una parte del cuerpo o a todo el cuerpo. 
 
   - Crisis tónicas:
   La persona presenta una rigidez muscular repentina en todo el cuerpo. 
 
   - Crisis atónicas:
   Se caracteriza por una pérdida repentina del tono muscular, pudiendo provocar caídas. 
 
   En resumen, el tipo de crisis va a variar según la zona del cerebro afectada y la causa subyacente de la epilepsia. Es importante consultar a un médico para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
 

COMO SE DIAGNOSTICA LA EPILEPSIA EN ADULTOS

 

   Como ya hemos mencionado, tanto en la epilepsia infantil y en la adolescencia, el diagnóstico de la epilepsia es crucial para poder establecer el mejor tratamiento. Para poder confirmar este diagnóstico, es fundamental contar con una historia clínica detallada del paciente, haciendo hincapié en todos los detalles de las crisis que se hayan sucedido.

 

   El/los testimonios de las personas que las hayan presenciado, son de gran importancia para el profesional sanitario. La historia familiar y personal de la paciente también puede ayudar a completar el historial clínico. Tras la historia clínica, el Neurólogo llevará a cabo una exploración clínica y neurológica y, con frecuencia, se realizan pruebas diagnósticas complementarias que permitan establecer un diagnóstico certero de la epilepsia.

 

   Si fuera posible, se identificará el tipo de síndrome epiléptico que padece. Todo ello ayudará a establecer el tratamiento más adecuado, controlar la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente. También se utilizan pruebas como el Electroencefalograma (EEG) y estudios de neuroimagen como la Resonancia Magnética (RMN) o Tomografía Computarizada (TC).

 

   A continuación, vemos con detalle cada prueba diagnóstica:

 

   - Electroencefalograma (EEG): 

   Ya hemos hablado largo y tendido de esta prueba. se encuentra entre las pruebas complementarias habituales que se realizan en el diagnóstico de la epilepsia. Como ya hemos dicho, se trata de una prueba no invasiva que registra la actividad eléctrica que se produce por las descargas de las millones de neuronas presentes en nuestro cerebro.

 

   Esta prueba se realiza desde los años 50, tanto en adultos como en niños, y no entraña ningún tipo de daño ni dolor para el paciente. Sus resultados son muy útiles tanto para el diagnóstico de la epilepsia así como para el seguimiento de los pacientes. También se utiliza para el diagnóstico y el pronóstico de daños cerebrales como infecciones o traumatismos, entre otros.

 

   Para llevar a cabo un EEG, se disponen unos electrodos, recubiertos de un gel conductor, que se colocan sobre el cuero cabelludo y el rostro del paciente y son los que van transmitiendo a un ordenador las ondas cerebrales. En función de la edad del paciente se utilizarán más o menos electrodos desde 10 hasta 21 (que son los que se emplean con un adulto).

 

   De esta forma se puede registrar la actividad cerebral anómala -si la hubiera- entre las crisis. Se trata de una prueba que dura entre 20 y 30 minutos. Para realizar la prueba el paciente debe sentarse en un sillón, en una sala tranquila a una temperatura de unos 20°C y poco iluminada para favorecer la relajación. En ocasiones se emplea una cámara de vídeo para grabar también la prueba. El EEG se registra en un primer momento en reposo, con los ojos cerrados, a continuación se le pedirá que abra los ojos durante unos segundos.

 

   Existen otras dos pruebas de estimulación destinadas a dotar de mayor sensibilidad al EEG con el objetivo de buscar anomalías que puedan confirmar la hipótesis diagnóstica:

   - La hiperventilación: 

   Consiste en inspirar y espirar profundamente, con los ojos cerrados, entre 3 y 5 minutos; un procedimiento que podría repetirse a lo largo de la prueba. Se utiliza frecuentemente para diagnosticar las epilepsias de ausencia, en las que la hiperventilación favorece la aparición de este tipo de crisis.

   - La estimulación luminosa intermitente (ELI):

   Consiste en enviar varias series de haces luminosos que parpadean con una frecuencia variable mediante un estroboscopio; durante la prueba se le pedirá al paciente que abra y cierre los ojos durante varios segundos. De este modo se puede confirmar o descartar una epilepsia fotosensible. Al finalizar la prueba, se retira el gel conductor con ayuda de una compresa empapada en agua. De la cabeza se puede eliminar fácilmente con champú.

 

  En la evaluación de la epilepsia en adultos, las pruebas de neuroimagen, como la Tomografía Computarizada (TC o TAC) y la Resonancia Magnética Nuclear (RMN), son fundamentales para identificar anomalías estructurales que puedan causar las convulsiones. La RMN cerebral, es la prueba de elección por su mayor capacidad para detectar detalles estructurales. Vemos a continuación, con un poco más de detalle, dichas pruebas:

 

   - Tomografía Computarizada (TAC):

   Utiliza rayos X para crear imágenes del cerebro y puede ayudar a detectar lesiones como hemorragias, tumores o fracturas. La TAC es útil en situaciones de urgencia y para evaluar lesiones graves del sistema nervioso central. Ya habíamos hablado de ella en apartados anteriores.
 
   - Resonancia Magnética Nuclear (RMN):
   Emplea imanes y ondas de radio para crear imágenes detalladas del cerebro, permitiendo la detección de anomalías estructurales, como lesiones en el hipocampo o malformaciones corticales. La RMN cerebral es el método de elección para el diagnóstico de la epilepsia debido a su capacidad para mostrar detalles estructurales. 
 
   - Magnetoencefalografía (MEG):
   La magnetoencefalografía (MEG por sus siglas en inglés), es una técnica no invasiva que se utiliza para estudiar la actividad cerebral en adultos, midiendo los campos magnéticos producidos por la actividad eléctrica de las neuronas. Es útil para identificar áreas de actividad cerebral que podrían indicar epilepsia, para mapear la función cerebral y para la planificación prequirúrgica en ciertos casos.  
 
   - Estereoelectroencefalograma (SEEG):
   La estereoelectroencefalografía (E-EEG) es una técnica utilizada en adultos, especialmente en pacientes con epilepsia refractaria, para localizar focos epilépticos y evaluar la respuesta a la cirugía. Se trata de un procedimiento mínimamente invasivo que utiliza electrodos implantados en la corteza cerebral para registrar la actividad eléctrica cerebral.
 

TRATAMIENTO QUIRÚRGICO DE LA EPILEPSIA EN ADULTOS

 

   La cirugía para la epilepsia en adultos, especialmente para aquellos con epilepsia refractaria o resistente a los medicamentos, puede ser una opción para reducir o eliminar las crisis. La cirugía, que puede incluir la extirpación de tejido cerebral o la desconexión de áreas cerebrales involucradas en las crisis, tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de los pacientes al disminuir la frecuencia e intensidad de las convulsiones.

 

   Existen diferentes técnicas quirúrgicas para tratar de solucionar la epilepsia en los pacientes, que como hemos hablado anteriormente, no responden a otros tratamientos no invasivos:

 

   - Resección de tejido cerebral:

   Extirpación de la zona cerebral que causa las convulsiones, que puede ser un tumor, una lesión o una zona de actividad neuronal anormal. 
 
   - Callostomía:
   Secreción parcial o completa del cuerpo calloso, que conecta los dos hemisferios cerebrales, para evitar la propagación de las convulsiones de un hemisferio a otro. 
 
   - Hemisferectomía:
   En casos raros, se puede realizar la resección de un hemisferio cerebral, generalmente en pacientes con epilepsia grave y hemisferio afectado. 
 
   - Estimulación del nervio vago (ENV):
   Implante de un dispositivo que envía impulsos eléctricos al nervio vago, que puede ayudar a reducir la frecuencia de las convulsiones. 
 
   - Cirugía con láser:
   En algunos casos, se pueden utilizar técnicas de láser para extirpar o modificar la zona cerebral que causa las convulsiones.
 
   Al reducir considerablemente las crisis epilépticas en los pacientes después de la cirugía, mejora la calidad de vida del mismo, haciendo que puedan retomar sus quehaceres habituales y también reduciendo el riesgo de caídas y/o accidentes. También, en muchos casos, el hecho de someterse a un tratamiento quirúrgico, hace que el paciente reduzca o elimine por completo la ingesta de medicamentos antiepilépticos.
 
   Hay que tener en cuenta que, antes de optar por este tratamiento, es fundamental realizar una evaluación exhaustiva de los pacientes para determinar si son candidatos adecuados para la cirugía, incluyendo estudios de neuroimagen, EEG y evaluaciones neurológicas. Igualmente, la técnica quirúrgica a utilizar dependerá de la localización y causa de las convulsiones, así como de la evaluación de los riesgos y beneficios para cada paciente. 
 
  También hay que comprender que la recuperación postoperatoria puede variar dependiendo del tipo de cirugía, pero en general se recomienda un periodo de rehabilitación y seguimiento con un equipo multidisciplinario. Al igual que cualquier intervención quirúrgica, la cirugía para la epilepsia conlleva riesgos, incluyendo hemorragias, infecciones y lesiones cerebrales. Como es obvio, para la realización del tratamiento, se requiere un Centro Hospitalario de alta especialización, con un equipo multidisciplinario de neurólogos, neurocirujanos y otros profesionales de la salud.  

    

 EPILEPSIA Y DISFUNCIÓN SEXUAL EN EL HOMBRE ADULTO

 

   La sexualidad es una parte fundamental para la salud de las personas y está presente a lo largo de nuestra vida. Abarcamos este ámbito ya que los hombres con epilepsia pueden sufrir algún tipo de disfunción sexual. Una disfunción sexual es la incapacidad crónica para responder sexualmente de forma que se obtenga satisfacción.

 

   Las disfunciones sexuales incluyen todas las alteraciones que se producen en cualquiera de las fases de la respuesta sexual y que impiden o dificultan las relaciones sexuales satisfactorias. Un problema de disfunción sexual puede terminar derivando en problemas de pareja y que pueden afectar a otras parcelas de la vida como la convivencia, la comunicación, las relaciones sociales y la autoestima. Estas disfunciones pueden ser primarias o secundarias, o bien situacionales o globales.

 

   En las personas que padecen epilepsia, los problemas sexuales pueden terminan afectando al control de la propia enfermedad, así como un empeoramiento en su calidad de vida. Por otro lado, el manejo de la epilepsia y el uso de los antiepilépticos también pueden influir en la actividad sexual del paciente. De modo que ambos están íntimamente relacionados. A veces, también el miedo a sufrir una crisis epiléptica durante la actividad sexual, puede general inhibición y afectar a la experiencia sexual.

 

   La epilepsia puede generar ansiedad y depresión, que a su vez pueden afectar el deseo sexual y la capacidad de experimentar placer. Si la ansiedad o la depresión están afectando tu vida sexual, buscar apoyo psicológico puede ser beneficioso. En ocasiones, también, la epilepsia puede estar asociada a alteraciones hormonales, especialmente en hombres, que pueden afectar la libido y la función eréctil.

 

   Pese a que se conoce esta relación, es un aspecto que rara vez se trata en la consulta del neurólogo bien por falta de tiempo, estigmas, tabúes, miedos, etc.. pero cada vez son más los especialistas que abogan por abordarlo e incluirlo en la historia clínica. Tú, como paciente, también puedes comentar el tema con el especialista ya que es la persona más indicada para ayudarte a manejar y mejorar la situación.

 

   En resumen, la epilepsia puede afectar la vida sexual, pero existen estrategias para manejar los problemas y mejorar la calidad de vida sexual. Es fundamental buscar ayuda profesional y no dudar en hablar sobre los problemas que se puedan estar experimentando.

 

EPILEPSIA Y FERTILIDAD EN EL HOMBRE ADULTO 

  La fertilidad en el hombre puede verse afectada si se altera el eje hipotálamo-hipófisis testicular. A día de hoy se desconoce cómo influye la epilepsia en este circuito. Hay investigaciones que revelan la relación entre el uso de determinados medicamentos con problemas sexuales en hombres con epilepsia que pueden comprometer su fertilidad.

 

   Si bien la epilepsia no impide la fertilidad directamente, puede afectar la función sexual y reproductiva a través de diversos mecanismos. Como ya se ha mencionado, algunos medicamentos antiepilépticos pueden reducir la calidad del esperma, disminuir la libido y causar disfunción eréctil.    

 

   Aunque no hay muchos datos al respecto, el doctor Albert Molins, Neurólogo en el Hospital Josep Trueta, en Girona, ha realizado un análisis de la evidencia existente que relaciona la epilepsia con la descendencia de los pacientes. Según sus conclusiones, los hombres con epilepsia tienen menos hijos que la población en general, aunque no se debe generalizar ya que son investigaciones pequeñas, con grupos de participantes poco homogéneos y criterios diagnósticos variables.

 

   A su juicio, en general se calcula que se puede estimar un descenso en la fertilidad de los varones con epilepsia que oscila entre un 58% y un 88%. No obstante, aclara que son datos de estudios que presentan mucho sesgo ya que no tienen en cuenta a quienes no desean tener hijos. Si eres un hombre, tienes epilepsia y quieres tener familia, habla con tu neurólogo para explorar las posibilidades y opciones más adecuadas.